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UC - Críticas

Países: USA y Reino Unido.
Año: 2008.
Duración: 119 min.
Género: Drama.

Dirección: Sam Mendes.
Guión: Justin Haythe; basado en la novela "Vía Revolucionaria" de Richard Yates.
Producción: John N. Hart, Scott Rudin, Sam Mendes y Bobby Cohen.
Música: Thomas Newman.
Fotografía: Roger Deakins.
Montaje: Tariq Anwar.
Diseño de producción: Kristi Zea.
Vestuario: Albert Wolsky.

Estreno en España: 23 Enero 2009.

Interpretación: Leonardo DiCaprio (Frank Wheeler), Kate Winslet (April Wheeler), Michael Shannon (John Givings), Kathryn Hahn (Milly Campbell), David Harbour (Shep Campbell), Kathy Bates (Helen Givings), Zoe Kazan (Maureen Grube), Dylan Baker (Jack Ordway), Richard Easton (Howard), Jay O. Sanders (Bart Pollock).


LA INFELICIDAD DE LO COTIDIANO

"Revolutionary Road" es la nueva película de Sam Mendes, un director que gusta de meter el dedo en la llaga de los espectadores y hacerles sentir como propias las historias que explica, por más que se desarrollen en épocas o situaciones que no tengan nada que ver con ellos.

En esta ocasión, el universo que ya nos planteó en "American Beauty" vuelve a salir a flote a través de la historia de una pareja de jóvenes que se consideran así mismos diferentes y especiales, con aspiraciones y alejados de la rutina. Frank y April empiezan su relación porque ven en el otro ese ser especial y alejado de convencionalismos que les rodean, pero cuando se mudan a su nueva casa en un barrio residencial de clase alta situado en la calle Revolutionary Road (nombre algo obvio), la cosa empieza a cambiar para ellos. Y es que a menudo la gente no cumple sus sueños de juventud y no consiguen transformarse en lo que desean, así April renuncia a sus aspiraciones de convertirse en actriz y pasa a ser una respetada ama de casa y Frank ocupa su tiempo en un buen trabajo que no le aporta nada más que dinero. Es entonces cuando se dan cuenta de que no son tan especiales como les habían hecho creer y que se han convertido en el tipo de personas que siempre habían detestado. Su relación se vuelve aburrida y tensa. April tiene una idea loca para recuperar sus ambiciones perdidas, irse a vivir a París, alejarse de ese mundo que les tiene maniatados y que les consume poco a poco...



Una premisa argumental que pese a estar ambientada en la Norteamérica de los años 50, puede transportarse a cualquier época y lugar. Porque la historia nos muestra la degradación de una relación y de los sueños de juventud, de como las personas se "domestican" con el paso del tiempo para encajar dentro del estereotipo que marca lo normal en cualquier sociedad avanzada. Resulta curioso (y no por casualidad) que el único personaje que entiende las dudas de ese matrimonio es un hombre perturbado mental que les visita de vez en cuando y que tiene el problema de ser sincero siempre y decir lo que pasa por su cabeza a todo el mundo pese a que las verdades a veces duelan más que una mentira.


La película es francamente brillante y emotiva, la puesta en escena de Mendes es exquisita y clásica y la belleza de las imágenes contrasta con el drama interior de sus personajes subrayado por una banda sonora monótona y repetitiva de Thomas Newman que en esta ocasión casa perfectamente con lo que se nos cuenta, como si esas dos notas de piano que se repiten una y otra vez fuera lo único que puedan escuchar en sus mentes los protagonistas tan adormecidos en sus vidas que ya son incapaces de imaginar una tercera nota que desentone con las otras dos o que cree una melodía nueva.



Las interpretaciones de todo el reparto son destacables y magníficas y hay que destacar el trabajo de los dos protagonistas, Winslet y Di Caprio, dos de los mejores actores de su generación que realizan aquí una de sus mejores interpretaciones hasta la fecha, soberbios en cada una de sus escenas donde el trabajo de uno enriquece al del otro, sólo hay que ver como ejemplo la escena del desayuno que precede a la tragedia.

Sin duda, una de las mejores películas del año, muy superior a otras que han acaparado las nominaciones principales a los Oscars de este año, incomprensiblemente apeada de la lucha en las categorías principales. Un drama intenso y visceral sobre las emociones internas del ser humano, esas que se disimulan para que los demás no vean.




UC (Daniel Farriol).

TRAILER